LEONHARD EULER (BASILEA, 1707
- SAN PETERSBURGO, 1783)

Tras graduarse en dicha institución en 1723,
cuatro años más tarde fue invitado por Catalina I para convertirse en asociado
de la Academia de Ciencias de San Petersburgo, donde coincidió con otro miembro
de la familia Bernoulli,
Daniel, a quien en 1733 relevó en la cátedra de matemáticas. A causa de su
extrema dedicación al trabajo, dos años más tarde perdió la visión del ojo
derecho, aunque esto no afectó ni a la calidad ni al número de sus hallazgos.
Hasta 1741, año en que por invitación
de Federico II el Grande se
trasladó a la Academia de Berlín, refinó los métodos y las formas del cálculo
integral, que convirtió en una herramienta de fácil aplicación a problemas de
física. Con ello configuró en buena parte las matemáticas aplicadas de la
centuria siguiente, además de desarrollar la teoría de las funciones
trigonométricas y logarítmicas (introduciendo de paso la notación e para definir la base de los logaritmos
naturales).
En 1748 publicó la obra Introductio in analysim infinitorum, en la que expuso
el concepto de función en el marco del análisis matemático, campo en el que así
mismo contribuyó de forma decisiva con resultados como el teorema sobre las
funciones homogéneas y la teoría de la convergencia. En el ámbito de la
geometría desarrolló conceptos básicos como los del ortocentro, el circuncentro
y el baricentro de un triángulo, y revolucionó el tratamiento de las funciones
trigonométricas al adoptar ratios numéricos y relacionarlos con los números
complejos mediante la denominada identidad de Euler. En el terreno del álgebra
obtuvo así mismo resultados destacados, como el de la reducción de una ecuación
cúbica a una bicuadrada y el de la determinación de la constante que lleva su
nombre.
A lo largo de sus innumerables obras, tratados y publicaciones
introdujo gran número de nuevas técnicas y contribuyó sustancialmente a la
moderna notación matemática de conceptos como función, suma de los divisores de
un número y expresión del número imaginario raíz de menos uno. También se ocupó
de la teoría de números, campo en el cual su mayor aportación fue la ley de la
reciprocidad cuadrática, enunciada en 1783.
Regresó nuevamente a Rusia en 1766, donde al
poco de llegar perdió la visión del otro ojo. A pesar de ello, continuó su
actividad científica; así, entre 1768 y 1772 escribió sus Lettres à une princesse d'Allemagne, en las que expuso
concisa y claramente los principios básicos de la mecánica, la óptica, la
acústica y la astrofísica de su tiempo.
De sus trabajos sobre mecánica destacan, entre los
dedicados a la mecánica de fluidos, la formulación de las ecuaciones que rigen
su movimiento y su estudio sobre la presión de una corriente líquida, y, en
relación a la mecánica celeste, el desarrollo de una solución parcial al
problema de los tres cuerpos, así como la determinación precisa del centro de
las órbitas elípticas planetarias, que identificó con el centro de la masa
solar. Tras su muerte, se inició un ambicioso proyecto para publicar la
totalidad de su obra científica, compuesta por más de ochocientos tratados, lo
cual lo convierte en el matemático más prolífico de la historia.
Pinchando en la siguiente imagen, se abrirá un vídeo sobre la famosa fórmula de la identidad de Euler:
HECHO POR:
Mario González Lozano 1ºBI
No hay comentarios:
Publicar un comentario